Humanismo y razón técnica

El apartamiento de la filosofía de los programas de estudio de educación secundaria y universitaria es producto de un “olvido del humanismo” en favor de una formación  y unas prácticas puramente tecnológicas. Esto ha fomentado una mentalidad que se ocupa exclusivamente de medios y que ignora la discusión en torno a fines, lo que contribuye con la caótica situación social y política del siglo XXI por tres razones:

1- Los fines de cada grupo o individuo se fijan en consignas o slogans vagos, la mayor parte del trabajo intelectual se invierte en la obtención y conservación de recursos (dinero o poder, que siguen siendo medios);

2- Tampoco se piensa, obviamente, en los fines ajenos, por lo cual no hay un debate de coexistencia; solo hay negociación de intereses materiales;

3- Los fines sociales, universales, se toman como herencia de tiempos más “idealistas” e ingenuos. Las propias leyes derivadas de esos fines se consideran costes impuestos, formalidades que hay que aprender a sortear para lograr los propósitos particulares, dando lugar a toda una cultura de corrupción pública y privada.

Hay una fascinación por las soluciones a problemas técnicos que hace perder de vista la descorazonadora incapacidad para resolver problemas humanos relativos a valores y fines. El mundo que envía gente al espacio sigue manifestando rasgos de barbarie propios de la Antigüedad, como guerras y esclavitud, solo que mucho más graves, a causa precisamente de esas capacidades tecnológicas.  

Samuel Johnson (1709-1784) lo preveía en estos términos:

Estoy del lado de Sócrates. Su misión fue redirigir la filosofía del estudio de la naturaleza a las especulaciones sobre la vida, mientras que aquellos a quienes me opongo están apartando su atención de la vida y volviéndola a la naturaleza. Parecen creer que estamos aquí para observar el crecimiento de las plantas o el movimiento de la estrellas. Sócrates, en cambio, era de la opinión que lo que tenemos que aprender es cómo hacer el bien y cómo evitar el mal.

La prudencia y la justicia son virtudes de todo tiempo y lugar; somos perpetuamente moralistas, pero somos geómetras por casualidad. 


Homo philosophicus

Quiero defender la idea de que los seres humanos, por detrás de nuestras otras formas de lidiar con la realidad, somos esencialmente filósof...