La filosofía tiene vocación de claridad. Sin embargo, no siempre es fácil de leer, y esto por tres razones. La primera es la confusión de literatura con filosofía (distorsionar la representación de la idea filosófica por razones estéticas). La segunda es la complejidad del problema (que exige del lector unas referencias previas, un lenguaje y una atención especial). La tercera es el estado de la cuestión (si el problema todavía no está maduro, lo que se escribe es una exploración y no una exposición terminada). La actividad filosófica se mueve entre los polos de la exploración y la exposición. Esto no quiere decir que la fase de exposición, en la que se supone que tenemos las "ideas claras", sea definitiva; en realidad es parte de un ciclo, por lo que siempre podemos volver a reflexionar sobre lo que teníamos claro y desarrollarlo más, corregirlo o, incluso, refutarlo. Pero el "momento de claridad" es esencial a la filosofía: es el lugar donde estamos instalad
Temas de Filosofía, Lógica y Argumentación