El argumento ad populum consiste en la defensa de una tesis sobre la base de la opinión de una pluralidad de individuos. Digo "pluralidad" con la intención de abarcar las dos formas típicas del argumento: la apelación a la opinión de muchos (según la cual una opinión sostenida por mucha gente no puede ser falsa) y la apelación a la opinión de un grupo (por ejemplo, la apelación al patriotismo). La diferencia entre ambas está en el elemento emocional presente en la segunda forma: el que opina contra el grupo no solo se expone a equivocarse sino también a ser reprobado por el grupo. En la primera variante no hay necesariamente un grupo ni un valor de pertenencia. A continuación comparto algunos textos sobre el tema.
Cualquier argumento basado en una opinión generalmente aceptada queda cubierto por esta categoría más amplia [argumentum ad populum], incluyendo argumentos basados en encuestas de opinión pública y argumentos basados en el conocimiento común. Sin embargo, hay un subtipo especial que evoca específicamente argumentos de apelación a la masa [mob appeal] o argumentos dirigidos al entusiasmo de la multitud. (Walton, Media Argumentation. Dialectic, Persuasion and Rhetoric, 2007, pág. 92En lugar de presentar argumentos para el punto de vista en discusión, el argumentum ad populum apela a las emociones, sentimientos o prejuicios del “público general.” […] En el caso de la falacia populista [populistic fallacy] es la cantidad de personas que sostienen un punto de vista, brevemente, el número de personas que creen en algo lo que se usa como argumento para sostener el punto de vista: algo es el caso porque todo el mundo lo cree así. (Van Eemeren, F.; Garssen, B.; Meuffels, B., 2009, págs. 182-183)
La “apelación a la gente” [appeal to the people] se refiere a intentos falaces de justificar una afirmación sobre la base de su supuesta popularidad. El hecho de que muchos miembros de un grupo dado tengan alguna creencia se ofrece como evidencia de que esta creencia es verdad. La identidad de clase, nacional, religiosa o profesional se pone en lugar de la evidencia que debería ser genuinamente relevante para la verdad de la afirmación. (Toulmin, Rieke, & Janik, 1984, pág. 146)Cuando se argumenta ad populum interesa poco si son verdaderas las premisas seleccionadas. La cuestión es más bien si las premisas son plausibles para la audiencia y serán aceptadas, si es posible entusiásticamente, por dicha audiencia. (Tindale, Acts of Arguing: A Rhetorical Model to Argument, 1999)Esta falacia ha sido descrita de manera diversa como “dirigir una apelación emocional a las masas”, “intentar ganar el favor popular agitando emociones en lugar de apelar a los hechos relevantes” y “intentar crear el efecto del carro del vencedor [bandwagon effect]”. Debemos considerar la apelación a las emociones como un tipo separado de falacia y definir el Argumentum ad Populum como uno en el que: Somos llevados a aceptar un afirmación A sólo porque mucha gente acepta A, razón que no es decisivamente relevante para la verdad o corrección de A. (Dauer, 1989, págs. 79-80)La manipulación de las emociones de la audiencia busca explotar sus prejuicios, los que no son directamente relevantes al punto de vista defendido, en vez de abocarse a defenderlo partiendo de premisas mutuamente acordadas por los participantes de la discusión. En este caso, el pathos toma el lugar del logos. Por esta razón, a veces estas (…) son llamadas falacias patéticas” (Van Eemeren, F. y Grootendorst, R., 2002, pág. 153)