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Filosofía y competencias

Según las últimas modificaciones legislativas, la Filosofía ya solo sería obligatoria en Bachillerato. En los cursos previos de ESO los alumnos verían una asignatura llamada Educación en Valores Cívicos y Éticos. La paradoja está en que esta asignatura parece presuponer la Filosofía.

La primera competencia (las competencias son las capacidades que tendrá el alumno si ha asimilado la asignatura) de Educación en Valores sería:

Inquirir e investigar cuanto se refiere a la identidad humana y a cuestiones éticas relativas al propio proyecto vital, analizando críticamente información fiable y generando una actitud reflexiva al respecto, para promover el autoconocimiento y la elaboración de planteamientos y juicios morales de manera autónoma y razonada.

Veamos por partes lo que se pretende.

Inquirir e investigar cuanto se refiere a la identidad humana

“Identidad” suele referirse a entidades individuales; quizá era mejor “especificidad humana” o, simplemente, “lo humano”. Como sea, sin duda se alude a lo que se conoce como “antropología filosófica”, es decir, a una investigación sobre los aspectos propios del ser humano que están más allá de lo biológico (el ser humano como ser consciente de su mortalidad, de su historia, del misterio de la existencia, etc.) Esta investigación es, desde luego, filosófica; pero recordemos que aquí se trata de “Valores Cívicos y Éticos”, una asignatura distinta a Filosofía.

y a cuestiones éticas relativas al propio proyecto vital,

Por si fuera poco, a la Antropología Filosófica hay que añadirle la Ética, otro importante y extenso capítulo de la Filosofía.

analizando críticamente información fiable

Tal vez se refieren a considerar críticamente los hechos a los que se refiere esa información, porque si ya sabemos que la información es fiable, no perderemos el tiempo criticándola, aunque, desde luego, para dar por fiable una información tenemos que aplicar algún criterio. Analizar críticamente es también, por cierto, una competencia propia de la Filosofía.

generando una actitud reflexiva al respecto, para promover el autoconocimiento y la elaboración de planteamientos y juicios morales de manera autónoma y razonada.

Si ponemos el proceso en orden, esta compleja competencia le permitiría al alumno que la hubiera desarrollado: 1) analizar un hecho de manera crítica (representarse el hecho de manera precisa), 2) reflexionar sobre el hecho analizado (considerar sus relaciones con otras cosas), 3) identificar en ese hecho el lado humano y cuestiones éticas relativas a su proyecto vital. Como consecuencia del ejercicio continuado de estas operaciones, el individuo avanzaría en su autoconocimiento y en su capacidad de elaborar planteamientos y juicios morales de manera autónoma y razonada.

El problema está en que para todas estas cosas el estudiante necesita algo más que participar en alegres debates con un profesor bienintencionado, necesita referencias filosóficas. En consecuencia, o bien Valores Cívicos y Éticos presupone la Filosofía (algo absurdo, porque Filosofía solo aparecerá en el currículo el año siguiente) o la incluye de manera propedéutica (y, por tanto, insuficiente). Lo que los estudiantes habrán hecho es Filosofía, solo que de manera espontánea y careciendo de herramientas.




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